A lo largo de la historia de la música rock ha habido muchos y muy importantes festivales, conciertos que quedan marcados en la historia por su magnitud, calidad o envergadura, pero ninguno fue tan importante ni definió tanto el estilo y los ideales de una época como el mítico Woodstock de 1969.
Agosto de 1969. Se acerca el final de la década de los 60. Miles de jóvenes estadounidenses se reúnen en un concierto que empezó siendo un festival veraniego común y corriente y acabó por marcar a toda una generación. Por aquel entonces, los denominados 'hippies' por la gente respetable de traje y corbata alzaban sus voces contra la guerra de Vietnam y predicaban sobre el amor libre, la paz y la libertad, hastiados de tanta violencia. Un mundo mejor es posible, sin muchachos que mueren en un país que casi no conocen, víctimas de la especulación de su gobierno y la manipulación del gigante americano, con el arte por bandera y la tolerancia como forma de vida. Y ese fue el clamor que desgarró la atmósfera de Woodstock durante tres días y noches interminables e inolvidables. Todo ello, por supuesto, acompañado del mejor rock and roll y de las verdaderas reinas del movimiento hippie y la psicodelia: las drogas (marihuana y LSD en su mayoría).
El festival de Woodstock había sido planteado en un principio como un fin de semana (15, 16 y 17 de agosto de 1969) de música, uno de tantos festivales típicos de la temporada estival en los que los promotores musicales reúnen a unas cuantas bandas para una velada initerrumpida de música y diversión. La organización esperaba una participación de 60.000 personas y estaba convencida de que el evento no aportaría los beneficios deseados ni siquiera para cubrir los gastos empleados (la entrada costaba 18 dólares de entonces). Cuál fue su sorpresa cuando se dieron cuenta de que el número final de asistentes fue de 400.000. La magnitud y la importancia de Woodstock fue tal que con el tiempo este mes de agosto de 1969 pasó a denominarse 'el verano del amor', por la significación que tuvo para el movimiento hippie pacifista y antibelicista.
Con el paso del tiempo, el festival de Woodstock ha quedado confirmado como uno de los mejores de la historia, pero en ese momento nadie se hacía una idea de la trascendencia que iba a tener. Tanto es así que muchos de los mejores artistas de la época fueron invitados a tocar, pero no aceptaron. El mejor ejemplo es Bob Dylan, que a pesar de sus himnos pacifistas no simpatizaba mucho con el movimiento hippie, por lo que declinó la invitación y en su lugar confirmó su asistencia al Festival de la Isla de Wight, otro de los más importantes de la década (en el que también participaron músicos que sí lo hicieron en Woodstock, como The Who o Jimi Hendrix). Asimismo, los Beatles rechazaron la oferta ya que Lennon puso como condición que el grupo de Yoko Ono tocara también en el festival, a lo que la organización se negó. Lo cierto es que en aquella época el grupo estaba ya en su recta final: llevaban sin actuar en directo tres años, a excepción del mítico concierto en la azotea de los Estudios Apple en Londres. Los promotores también sugirieron participar a The Doors y en un principio el grupo aceptó, pero más tarde el teclista Ray Manzarek se echó atrás alegando que el evento le parecía demasiado pobre y poco importante. Por razones parecidas, Led Zeppelin y The Byrds prefirieron no tocar en Woodstock. Estos últimos, pocos años más tarde, comentarían a la prensa lo arrepentidos que se sentían por haberse perdido 'el mejor festival del mundo'. Por último, la incipiente banda británica King Crimson recibió una invitación directa de Jimi Hendrix para participar, pero no acudieron porque el grupo acababa de despuntar en Inglaterra y tenían compromisos en este país.
A pesar de todo ello, los organizadores consiguieron un buen puñado de algunas de las mejores bandas del momento. El festival se inició el viernes 15 de agosto con la actuación del músico de folk Richie Havens, al que siguieron Swami Satchidananda, Sweetwater, Bert Sommer y Tim Hardin. A continuación fue el turno del virtuoso gurú indio del sitar y amigo de los Beatles Ravi Shankar, que interpretó un total de tres canciones bajo la lluvia, seguido de Melanie Safka y Arlo Guthrie. Finalmente, llegó el plato fuerte del día: la cantautora de folk Joan Baez, embarazada de seis meses, ofreció un repertorio de temas antibelicistas acompañada de su inseparable guitarra acústica. No olvidemos que Baez fue una de las más comprometidas activistas de la época en favor de la paz y luchó fervientemente contra la guerra de Vietnam, llegando incluso a visitar el frente en el momento del bombardeo de Hanoi. Un canto crudo y desgarrado destinado a conmover hasta la conciencia del hombre más cruel.
El sábado 16 comenzó con los conciertos de Quill, Country Joe McDonald, John Sebastian, Keef Hartley Band y Santana. El músico mexicano, poco conocido por entonces (contaba con tan solo 22 años), dio un concierto de 45 minutos que sirvió para catapultarle a la fama, que ha mantenido hasta el día de hoy.
Después siguieron las actuaciones de Incredible String Band, Canned Heat, Mountain y Grateful Dead, que no pudieron acabar el show por problemas técnicos. Solucionada la avería, fue el turno para unos (por entonces) psicodélicos Creedence Clearwater Revival. El guitarrista John Fogerty declaró no haber estado satisfecho con este concierto, debido a la poca afluencia del público, pero aun así, en parte gracias a su participación en Woodstock alcanzaron gran repercusión en los primeros años de la década de los 70.
♫ Creedence Clearwater Revival: 'Suzie Q' (Creedence Clearwater Revival @Woodstock, 1969)
La apasionada e inolvidable Janis Joplin ofreció entonces 45 minutos intensos en los que más que nunca se hizo patente el espíritu de rebeldía y contracultura de una generación marcadamente pacifista. Su potente voz rasposa expresó mediante el blues, el folk y el rock el deseo de pertenecer a un mundo mejor, mezclado con dejes de tristeza melancólica y un poco del activismo de Joan Baez.
Tras el concierto de Sly & the Family Stone, sobrevinieron las dos últimas y grandes actuaciones de la noche: The Who y Jefferson Airplane. El show de los británicos, que habían alcanzado gran popularidad gracias al Festival de Monterrey unos años atrás, fue uno de los mejores de su historia. Repasaron la mayoría de los temas de su disco 'My Generation' y presentaron su primera ópera rock recién editada, 'Tommy', que les traería una inmensa fama mundial. The Who aportaron a Woodstock la nota más hard rockera del evento, aunque sin olvidar el compromiso político. Finalmente, Jefferson Airplane (que también habían tocado en Monterrey) fueron la parte más psicodélica de ese sábado 16.
El domingo 17 era el último día del festival, pero éste se alargo hasta la madrugada del lunes 18. Empezó con las actuaciones de de The Grease Band y el mítico músico de blues rock Joe Cocker, que finalizó su concierto con su ya conocida versión de 'With a Little Help From my Friends' de los Beatles.
Después, una tormenta obligó a interrumpir el festival durante varias horas antes de continuar con la aparición de Country Joe and the Fish, Ten Years After, The Band y el virtuoso guitarrista albino Johnny Winter, que tocó varios temas acompañado de su hermano Edgar Winter.
Pasada la medianoche y ya en la madrugada del lunes 18, actuaron los exitosos Blood, Sweat & Tears, seguidos de Crosby, Stills, Nash & Young. Los de California tocaron la primera mitad del concierto en acústico, durante la cual Neil Young no quiso unirse a los demás, a pesar de formar parte de la banda.
♫ Crosby, Stills, Nash & Young: 'Ginnevere' and 'Marrakesh Express' (Crosby, Stills, Nash & Young @Woodstock, 1969)
Inmediatamente después actuaron Paul Butterfield Blues Band, Sha-Na-Na y el ídolo de ídolos: Jimi Hendrix. Su concierto es sin duda de lo más recordado de Woodstock, principalmente por la interpretación del himno estadounidense (Star Spangled Banner) solo con su guitarra eléctrica, imitando los sonidos de aviones planeando y bombas al caer, como señal de inequívoca protesta por la guerra de Vietnam. Esta actuación se convirtió en símbolo del festival y del movimiento pacifista. A Hendrix, el show de casi dos horas como cierre del festival, a pesar de que la afluencia de público ya no era tan alta, le sirvió para consolidar aún más la fama que había alcanzado en Monterrey. Y se hizo un hueco en la historia de los grandes festivales, con una actuación memorable y digna de grabar a fuego en las crónicas de la historia del rock. Un concierto plagado de grandes éxitos como Machine Gun, Spanish Castle Magic, Hey Joe, Purple Haze, Foxy Lady o Voodoo Child, mezclados con su más que impresionante capacidad de improvisación, que dejó a más de uno dudando de si lo que estaba escuchando era de verdad un hombre o algún antiguo dios de la música reencarnado en un muchacho zurdo de Seattle.
En resumidas cuentas, pese a las tormentas, los problemas técnicos, las deficientes condiciones sanitarias, el inesperado número de asistentes para el que la organización no estaba preparada y el desenfreno de sexo y drogas presente cada uno de los minutos de ese inolvidable fin de semana de agosto de 1969, el festival de Woodstock constituye todo un canto al amor y al arte, el arte de la música, un momento mágico enclavado en la historia del rock, un momento para gritar por la paz y disfrutar de la mejor música como nunca antes se había hecho.
3 comentarios:
Para mi Woodstock es la definicion de Rock por antonomasia, estoy muy contento de que sea tu primera entrada seria ^^. Tengo muchas ganas de leer mas! =D
Y nosotras naciendo en los 90. Ay que joderse... cuando Janis ya sólo está viva para mi hermano... XD
Soy agosto de 1978. Llegue a este mundo 9 años despues de Woodstock, pero simplemente este festival es para mi lo mejor que le paso a la musica.
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